A veces pienso que me equivoque de época, es decir, yo no estaba destinado a vivir en este tiempo. Yo hubiera sido feliz en 1850, sin energía eléctrica, las maquinas impulsadas por vapor, en la flor del novelísmo inglés y el nacimiento del tango.
Por las mañanas estudiaría las ciencias y las artes en mi biblioteca privada, por las tardes un paseo por la catedral con mi sombrero de copa, mi bastón y mi monóculo. Viendo a la gente pasar en carruajes riendo, disfrutando de la vida.
Yo hubiera sido feliz en 1850.
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